TRIBUTO

OCULTO EN MI PECHO BRAVO

LA PENA QUE ME LO HIERE,

EL HIJO DE UN PUEBLO ESCLAVO

VIVE POR EL, CALLA Y MUERE.

Mucho se podría escribir cuando muere un hombre, cuando muere una mujer, sobre todo cuando es una muerte prematura o inesperada. Pero es prácticamente imposible hilvanar palabras, para poder describir las emociones, cuando muere un titán, un héroe o un amigo. ORLANDO ZAPATA TAMAYO no era mi amigo, en el estricto significado de la palabra, nunca tuve el placer de conocerlo personalmente. Pero si teníamos un ideal común: la lucha por el más humano de los derechos, la libertad individual del hombre. Sus férreas convicciones, entereza y consagración lo convierten de ya en un héroe, un titán. Ayer, 23 de Febrero, su figura corpórea ha partido. Tan sólo tenía 42 años, una vida corta, tronchada por la mano ensangrentada de la tiranía.

Ha desaparecido físicamente, pero nunca desaparecerá del recuerdo de los que conocieron su lucha. Hace tan solo unos pocos días que había publicado una nota en este mismo blog, donde trataba de alertar la dramática situación por la que atravesaba Orlando Zapata Tamayo. Ahora, el trágico desenlace es ya conocido por todos. De nada sirvieron los llamados internacionales para salvar esta noble vida. Ni siquiera las denuncias de la madre. Ahora toca el deber de dar a conocer al mundo entero su muerte, para que la misma no sea en vano, denunciando como lo hizo su propia madre, que esta muerte no es más que un ASESINATO PREMEDITADO ordenado, planeado y ejecutado por los que desgobiernan a Cuba, en contubernio y complicidad, no tan sólo de su carceleros y verdugos, sino también de los gobernantes de otros países, que prefirieron la callada por respuesta y su adhesión a los tiranos.

No quiero convertir este modesto y sentido homenaje en una nota necrológica. Su vida terminó, pero sus ideas son y serán para siempre. Sus únicos delitos fueron, a los ojos de los tiranos y secuaces, ser opositor al régimen, una persona humilde y ser negro. Esa combinación de características nunca se lo pudieron perdonar. Disfruten, por ahora, castristas asesinos, este asesinato. Pero recuerden que la justicia, sea cual sea, tarda, pero siempre, al final, llega.

MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR.

Juan G Garcia