Hace un poco más de un mes fui avisado por un amigo de que estaban usando mi nombre y algo escrito por mí para “base material de estudio” en el block del demonio. Aseguro que yo no había entrado antes en ese tenebroso block, pero, por desconocimiento, tenía una idea equivocada del mismo. Cuando entré al mismo, vine con la idea de debatir algunos conceptos, pero a medida que fui leyendo post y comentarios, me fui dando cuenta de la realidad y el propósito del mismo: un andamiaje, verdaderamente diabólico y bien puesto el nombrecito, con el principal objetivo, aunque no el único, de desvirtuar y desprestigiar la figura de una persona, en este caso Yoani Sánchez, lo indica que casi el 80% del mismo está dedicado a ello. Todo lo demás se resume a algunos comentarios descabellados e insultantes, a concatenar unas cuantas frases ultrajantes y unas mediocres cuasi caricaturas, las mismas que, según dicen, le proporciona el bufón de la corte, carentes de ingenio, pero que logran divertir a su legión de secuaces aduladores, que con su manifiesto síndrome de Down y bajo coeficiente intelectual, no tendrían oportunidad de entender algo de mas nivel.
Es decir, se puede sintetizar
el block completo en la ley de acción y reacción, atacar a Yoani y alabar al demonio. La cantidad de comentarios, es realmente ínfima, en comparación con el de Yoani, ya que generalmente ningún post llega siquiera a la centena de comentarios. Aunque hay que hacer la salvedad de que existen otros blogs en la blogosfera con menos cantidad. La inmensa mayoría de los comentarios no tiene ningún valor para el intelecto humano, salvo las honrosas excepciones de los comentarios de Evelio Hernández y Orlando, el inagotable, a tal punto que algún que otro perspicaz comentarista le ha dado por llamarlo “el blog de Evelio y Orlando” (o EVELOR), sin ellos el susodicho block estaría más muerto que una momia egipcia.
La otra única honrosa excepción son los excelentes comentarios de Arturo Bonet, persona, al parecer, de gran cultura y talento para las letras, por más que se empeña en asegurar que no es escritor ni periodista. Muy a su pesar, yo no me lo creo. La calidad de su escritura resalta a la vista y es innegable y contrasta, amargamente, con la del resto de los comentaristas, que en la comparación quedan maltrechos y aplastados. Es cierto que no se puede exigir lo mismo de cerebros tan dispares, pero también es cierto, que el resto de la gran mayoría solo son risitas histéricas, palabras soeces y vulgares, obscenidades, injurias, mofas, burlas, comentarios anodinos, ortografía maltrecha y por supuesto, las loas y alabanzas a su creador.
Punto y aparte son las visitas esporádicas de algún comentarista de Generación Y, sobretodo cada vez que el demonio hace una provocadora visita capta-comentarios al mismo.
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